miércoles, 14 de abril de 2010

Historia y leyenda del gusano de seda





originario de China, es el único insecto completamente

domesticado que existe. Según

la tradición china, la seda se descubrió en el

año 2640 a. C., en el jardín del emperador

Huang Ti.

De acuerdo con la leyenda, Huang Ti pidió a su esposa Xi Lingshi que averiguara qué estaba acabando con sus plantas de morera. La mujer descubrió que eran unos gusanos

blancos que producían capullos brillantes. Al dejar caer accidentalmente un capullo en agua

tibia, Xi Lingshi advirtió que podía descomponerlo en un Fino filamento y enrollar éste en un

carrete. Había descubierto la seda, secreto que mantuvieron bien

guardado los chinos durante los siguientes 2000 años. La ley imperial

decretó que todo aquel que lo revelara sería torturado hasta

morir.

La cría del gusano de seda para la obtención de las seda

recibe el nombre de sericicultura. Las hojas de morera son el alimento para su corta vida y

les aporta el almidón que transforman en una hebra, que puede alcanzar los 1 500 metros

de longitud en cada capullo. Sin embargo, 500 metros de hebra apenas alcanzan a pesar 130

miligramos de seda; por lo que cada metro, convertido en miligramo, resulta ser sumamente

caro en valor monetario y en esfuerzo.

Los gusanos de seda se crían en la primavera, cuando los huevecillos de la temporada

anterior, que han sido guardados en un lugar fresco, se incuban tan pronto como brotan las

hojas de las moreras. Durante unas semanas de intensa actividad. Los gusanos comen hojas

continuamente llegando a aumentar su peso 10.000 veces.

Los primeros emperadores ordenaron la propagación de esta actividad y, a menudo,

dictaban decretos y órdenes para proteger y recordar a la corte sus obligaciones y atenciones

con la sericicultura. Durante muchos años, los chinos lograron conservar el secreto de la

producción de la seda por medio de medidas sumamente drásticas, aplicaban hasta la pena

de muerte a quien se atreviera a sacar de su territorio huevecillos, gusanos o mariposas de la

especie.

Cuando el emperador romano Justiniano (483‐

565 d.C.) tuvo la idea de enviar a monjes para predicar

el cristianismo por oriente, en el año 550 d.C. conocieron

los procedimientos para la crianza del gusano y la

producción de la seda. Los monjes introdujeron semillas

de morera y huevecillos del gusano de seda en el

hueco de sus bastones de bambú, logrando así burlar

la vigilancia sobre esta especie y sacarla hacia su territorio. De Grecia la sericicultura se extendió

a los países de Asia y África del Norte; más tarde llegó a Europa, donde Italia, Francia y España, obtuvieron excelentes resultados, y a quienes se les reconoce, hasta la fecha la finura de sus sedas.

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